El paseo era interminable.
Demasiadas criaturas
chillando, llorando, gritando, riendo, susurrando,… y los mayores, ni caso.
Desconecto de ellos, me encierro en mi saco de cremallera mental, y…
1, 2, 3,… una ráfaga de aire me aprisiona, aire del bus-internacional.
Levanto la mirada… en la última
ventana me sorprende… ¿ TU AUREOLA?
Se pone en marcha tu típico movimiento.
Como un relámpago luminoso llega dulcemente a mi corazón.
Reservo un preciado hueco,
en el sueño de esta noche de primavera.
¿Estarás ahí?
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