En la foto
salen Sara y María, dos amigas de hace mucho, mucho, mucho tiempo. Casi de
cuando sus madres les adornaban las cabezas con trenzas. Trenzas doradas para
Sara y de negro carbón para María.
Sara tuvo un hijo, Bruno de cara sonrosada. Su cuerpo
enfermó y se marchó de su lado a los 20 años. Aún llora su ausencia. María
parió a tres hijos varones. Ellos le dieron seis nietos: tres niñas y tres
niños.
Las palabras
que hoy les salen de sus alegrías y
tristezas, dicen así:
¿Somos
mayores?
¿Somos muy
mayores?
¿Somos
viejas?
¿Somos
invisibles?
¿Somos
abuelas para todos?
Sara con un
pequeño velo brillante en los ojos, suspira…
Ojala
hubiese podido tener nietos. Que carne de mi carne me llamara abuela. Bruno no
nos dio nietos. Esa palabra de “Abuela” es sagrada, solo podría estar en la
boca de los hijos de mi hijo.
María con
ternura susurra…
Yo solo
quiero que me llamen abuela mis seis nietos… como dices tú, carne de mi carne. Todo el mundo cree que nos dan ternura al decir"abuela". Pienso ¿a los niños que van por la calle, la gente les llama nietos?
Ahora que
estamos en el bosque de la colina, tu Sara brillas como siempre, las dos estamos
aquí. ¡Somos estupendas!
¿Somos
mayores? Tenemos 79 y 80 años
¿Somos muy
mayores? Continuamos teniendo 79 y 80 años
¿Somos
viejas? Aún tenemos 79 y 80 años
¿Somos
invisibles? Para nada, quien no nos vea que se mire al espejo
¿Somos
abuelas para todos? No, no y no … y en este paraje lo chillamos a los vientos
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada
Nota: Només un membre d'aquest blog pot publicar entrades.