22.3.17

no me llames abuela


En la foto salen Sara y María, dos amigas de hace mucho, mucho, mucho tiempo. Casi de cuando sus madres les adornaban las cabezas con trenzas. Trenzas doradas para Sara y de negro carbón para María.
Sara  tuvo un hijo, Bruno de cara sonrosada. Su cuerpo enfermó y se marchó de su lado a los 20 años. Aún llora su ausencia. María parió a tres hijos varones. Ellos le dieron seis nietos: tres niñas y tres niños.
Las palabras  que hoy les salen de sus alegrías y tristezas, dicen así:
¿Somos mayores?
¿Somos muy mayores?
¿Somos viejas?
¿Somos invisibles?
¿Somos abuelas para todos?
Sara con un pequeño velo brillante en los ojos, suspira…
Ojala hubiese podido tener nietos. Que carne de mi carne me llamara abuela. Bruno no nos dio nietos. Esa palabra de “Abuela” es sagrada, solo podría estar en la boca de los hijos de mi hijo.
María con ternura  susurra…
Yo solo quiero que me llamen abuela mis seis nietos… como dices tú, carne de mi carne. Todo el mundo cree que nos dan ternura al decir"abuela". Pienso ¿a los niños que van por la calle, la gente les llama nietos?
Ahora que estamos en el bosque de la colina, tu Sara brillas como siempre, las dos estamos aquí. ¡Somos estupendas!
¿Somos mayores? Tenemos 79 y 80 años
¿Somos muy mayores? Continuamos teniendo 79 y 80 años
¿Somos viejas? Aún tenemos 79 y 80 años
¿Somos invisibles? Para nada, quien no nos vea que se mire al espejo

¿Somos abuelas para todos? No, no y no … y en este paraje lo chillamos a los vientos