21.5.16

Carta de amor, para ti Mercè !


Hace dos semanas, al día siguiente de mi vuelta de  Safí, habilité la habitación del sur con los complementos que adquirí en este último viaje.
Después de pasar doce horas contemplando el puerto, con el ir y venir de los pescadores con gran cantidad de sardina, dejé que Tâher y su esposa Baasima me aconsejaran, en la compra de elementos para transportar parte de la dulzura e intensidad de su tierra, a mi vivienda.
Deseaba compartir este espacio con una persona que pudiese ser especial para mi. 


Con esta idea, flotando en mi mente, empece la jornada laboral con una entrevista para promocionar la exposición de foto-narración de Mercè Estruç.
Sentada en la sala interior estabas tu. Los dedos de la mano derecha acariciaban el contorno de la mesa, reposando el cuerpo en la silla mientras tus pies, apoyados por los dedos casi de puntillas, dibujaban círculos con los talones.
Al sentir mi presencia, dibujaste la danza cautivadora con esa mirada intensa que segundos antes tenias perdida en "quien sabe donde", hacia mis ojos.


En silencio te indiqué el camino hacia el jardín. Ese jardín que Paolo había vestido para un aperitivo de media mañana. Rosas rojas frescas, alegres, olorosas,... contrastando con el metal envejecido y despintado de las sillas,...
Explicabas, mostrabas, expresabas,... el contenido, el objetivo y las pequeñas historias de la exposición. Entre sorbo y sorbo de limonada, oía tus palabras, observaba tus gestos corporales, olía tu frescor, tu fragancia tan peculiar,... 
Vino la propuesta afirmativa de colaboración.
Nos embriagamos de dulzura. La dulzura que abrió un camino a la ternura, a las pequeñas confidencias, a los secretos de antes de la misa de doce.


Sonrisas, complicidad,... y más ternura


El naranja, el verde, la madera, el fino manto blanco,... fueron testigos silenciosos de estos instantes que iniciaron la tarde, la noche, la madrugada, la mañana siguiente,...


El maquillaje de tu cuerpo quedó reposando en la cama blanca. Ese maquillaje negro que envolvió tu cuerpo durante la mañana y que tan sutilmente desprendiste, hasta quedar solo con el color de tu hermosa piel.


 Me ofreciste agua limpia, clara, fresca de la pica del norte, para un buen despertar.


Han pasado 15 días. Me enviaste la foto de tu habitación con el vestido que cubrirás tu cuerpo en el próximo encuentro. Vestido blanco, vaporoso para poder danzar juntos hacia el camino del futuro.

¿Donde queda Safí?
Tanto da... tu, yo, el deseo que sentimos, el amor que se ha despertado,...
Mercè te deseo, te quiero,... te AMO !

J.P.C.