En dos polos opuestos nos encontramos. No somos ni Adán, ni tampoco Eva.
Más
bien somos el solsticio de verano y el solsticio de invierno.
El día
más corto y el día más largo. El día y la noche. La luz y la oscuridad.
El blanco y el negro.
La vida nos ha llevado a esta situación de lejanía.
A las
antípodas me encuentro. No obstante mi amor por ti permanece.
Nuestras caricias, nuestros besos, nuestras noches de locura,
nuestros
paseos por el mar,
nuestros bombones de cereza y chocolate,…
tu olor, tu piel,
tu aliento,…
Me pregunto:
¿dentro de mil años nos encontraremos en el "punt de reunió" bajo esta placa?